Anoche soñé con Rodríguez Veve
Últimamente, estoy soñando vívido. Me levanto triste, llorosa, angustiada… y, usualmente, estos sueños y pesadillas son manifestaciones de lo que acosa mi mente durante el día. Anoche, me tocó soñar con la senadora de Proyecto Dignidad, Joanne Rodríguez Veve.
Desde que se presentó el Partido Proyecto Dignidad, supe que tendrían éxito como opciones alternas al bipartidismo que nos carcome; como también lo supe del Partido Movimiento Victoria Ciudadana. Ambos representan los extremos donde baila la idiosincrasia boricua: el conservadurismo que quiere volver atrás por miedo al futuro y la libertad ambigua de la “libre elección” que “huele pero no sabe” aún.
La senadora Rodríguez Veve del Proyecto Dignidad se opuso a la resolución para que se declare el tan luchado Estado de Emergencia por Violencia de Género. La resolución se aprobó en el Senado.
Irónico que “digno” significa “merecedor de algo” y “correspondiente, proporcionado al mérito y condición de alguien o algo”. Las mujeres merecemos un país que reconozca que como nos socializamos nos está matando porque, ante los ojos de un hombre, somos posesión. Y ese proceso de desaprender va mucho más allá de lo que se enseña en casa.
Ser religiose y conservadore en Puerto Rico es común, es normal, es hasta… tradicional. Puede que esto raye en idealismo, pero soy de pensar que sí podemos convivir creyendo o no creyendo en distintos dioses y deidades. Porque, al final, esto es una manifestación de quienes somos y quiénes queremos ser, y no se debe imponer a lo que otres quieran practicar. Pero sí debemos tener una regla en común: tus derechos terminan donde empiezan los míos.
Vivimos en un país violento, sí. En un país donde existen opresiones que nos persiguen cuando somos pobres, negres, queer… mujeres.
No podemos caer en absolutismos. No podemos fingir que resolver vía política pública asuntos tan sensibles y complejos, como la violencia de género, el racismo, la xenofobia, la homofobia y la transfobia, pasará rápido, sin esfuerzo o sin resistencia.
La verdad cruda es que, para quienes se hacen de la vista larga, estas violencias solo se resuelven con el silencio generacional de quienes lo sufren, y la complicidad de quienes lo sostienen. Las líderes feministas en el archipiélago hace mucho tiempo dijeron “no más, no nos callarán, ni una menos”. Y, en este cuatrienio, llegaron pisando fuerte a posiciones de poder.
Y yo, como mujer negra joven millenial, se lo agradezco. Yo merezco vivir sin miedo a morir por simplemente ser mujer. Rodríguez Veve también merece lo mismo. Ambas merecemos un gobierno que nos reconozca y luche por nuestro bienestar.
Un gobierno para todes es aquel que acoge lo que beneficia a una mayoría, tomando en consideración asuntos de igualdad y de equidad, que no son lo mismo. Y la magia está en el balance justo.
Gobernar parece fácil cuando solo se busca representar a unos pocos.